Hoy os voy a contar una historia que supuso un terrible golpe para el pimentón español. Por suerte, nuestro pimentón permaneció fiel a las tradiciones y sigue conservando hasta el día de hoy todo el sabor de lo artesanal .
A lo largo de su historia, el pimentón español gozó de mucho prestigio internacional y durante el Siglo XIX significaba una parte importante de nuestras exportaciones.
Pero en 1928, mediante Real Orden de 14 de febrero,el dictador Miguel Primo de Rivera autorizó la adición de aceite al pimentón,para mejorar su color y aumentar su peso a aquellos pimentones de peor calidad. Esta permisividad con una «adulteración», hasta entonces prohibida, acabó con la exportación y , lo peor , con el prestigio de nuestros pimentones. Los pimentones que siguieron firmes a las tradiciones y al producto puro perdieron competitividad frente al adulterado. Sólo en la actualidad, con la exigencia de los propios consumidores, se vuelve a reclamar el pimentón puro y artesanal frente al pimentón con aceites añadidos.